Mapear es construir un mapa sobre otro reflejando lo que nos interesa.
Porque los mapas se cartografían desde un punto de vista. Esta posición viene
definida por las manos que lo dibujen y los objetivos que pretendan. Mapear es
construir un relato común, el de los/as participantes. Es plasmar unos
conocimientos que no requieren saberes especializados.
Estoy convencido que si le entregas el mismo mapa a dos grupos diferentes,
por ejemplo uno a una asociación de personas con discapacidad visual y otro a
una congregación de mujeres religiosas. Les pides que señalen con una marca los
lugares más peligrosos para ellos/as y el resultado final serán dos mapas
completamente diferentes. Las posiciones a priori son completamente diferentes
y ven cosas disparejas en los mapas.
Lo interesante surge cuando mapean muchas personas y construyen en
diversidad un proyecto común. Cuantas más personas participan, ciertos
proyectos, más rico es el resultado.
Cartografiar es muy útil, permite ver las cosas desde una posición
privilegiada. Te alejas del terreno y observas más matices, lo que te permite
que puedas moverte con el terreno con más libertad.
Además de ser cartógrafo/a a mí me gusta las personas sean exploradoras que
indaguen lugares, que rastreen nuevas experiencias, porque eso va a enriquecer
el imaginario de las comunidades.
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